He leído y escuchado a varios creativos, de esos casi treintañeros que dirigen cortometrajes, dibujan historietas o dictan conferencias de emprendimiento, que cuando uno está con el corazón roto hagas lo que mejor sabes hacer. Elegí escribir. Me considero una persona sensible-reservada. Antes creía que no debía mostrar los sentimientos, que no estaba bien decir estoy triste o necesito un abrazo . Hoy puedo decirles que me duele el corazón. Me ha dolido los últimos meses. La primera vez que me enamoré, porque uno cree enamorarse muchas veces, tenía 21 años. Aún con todo el amor que sentía decidí acabar con todo porque consideraba que me faltaban muchas cosas por vivir y que no quería estar con la misma persona en una edad tan importante como el inicio de los veintes. Le rompí el corazón a una gran persona (paréntesis feliz -para esa persona- me lo encontré hace unos días, me dijo estar muy feliz con alguien, que habían viajado juntos y que estaba muy contento). La segunda ve
Nos dará miedo. Probablemente. Le contaremos a los demás y después lo ocultaremos. O al revés, probablemente. Es que nadie está seguro nunca de nada. O probablemente sí. Lo estoy, seguro de mí, cuando te digo que vengas. Y no lo estoy del todo cuando te digo que es hora de irte. Cuando te abrazo, estoy seguro que quiero que permanezcas. Porque probablemente he sentido esto antes. Aunque nunca de tal intensidad. Porque la intensidad no se compara, se siente. Y no se detiene. Porque cuando se detiene, se frena de golpe. Y cuando se frena de golpe uno se golpea. Emocional o físicamente. Así te quiero tener: emocional y físicamente. Porque cuando uno abraza sin sentir se está perdiendo de mucho. O de todo. Y yo por ti siento de todo. Aunque en ocasiones no me salgan las palabras. Te digo que, probablemente, será difícil. O no. Porque uno no puedo ir anticipándose a las cosas. Será muy fácil, me gustaría pensar. Porque allá atrás, en el pa
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