Entradas

El lugar que ocupamos.

He decidido hacer todo contigo, aunque a ojos ajenos pareciera incorrecto. Hace poco tiempo decidí quitar el seguro, ese que ponemos en el corazón para no sufrir, lo quité porque no me dejaba avanzar. Ahora estoy aquí, con el corazón destapado pero con la ilusión de que podemos cuidarlo juntos. Tú el mío y viceversa. Y es que me he puesto a pensar en el lugar que ocupas en mi vida, un lugar nuevo en el que nadie había estado. Qué impresionante suena que todo tú llenas ese espacio desconocido pero enorme. Qué impresionante suena que una sola persona ocupe un lugar así de grande, pues en ese espacio se encuentra el amar a alguien, el vivir con alguien, el coger con alguien, el formar una familia con alguien. Nunca había valorado el lugar que ocupamos para alguien más. ¿Será que esto es el verdadero amor?, ¿será que llega un momento en la vida donde dejas de estar solo para estar acompañado?, ¿será que serás tú esa persona? Ojalá que sí. Yo pienso que sí. Siéntete feliz porque ese luga

El último regalo

Me imagino que en el cielo la gente que se va del mundo terrenal mira hacia abajo y ve cómo todos valemos verga o somos felices y que esas personas tienen la oportunidad de enviar un último regalo a quienes quisieron de verdad. Gracias por el regalo, mamá Celia.

Lo que somos.

Eres. Eres la mejor: mensaje escrito el 22 de agosto, poco más de un mes atrás. Termino el mensaje: eres la mejor de las experiencias que he vivido. Lo he comprobado una y otra vez. No recuerdo cuántas velitas de cumpleaños habré apagado deseando tener a alguien como tú. Eres como un regalo sin envoltura, como un festejo prologando, que te hace sentir bien y nunca acaba. Así también me siento contigo, sin envolver. Desnudo, como si me conocieras tanto como yo mismo. Eres el mejor regalo de cumpleaños que puedo tener. Eres mi protección cuando tengo miedo y una sabanita cuando tengo frío. Eres la comprensión andado, y el mejor de los cantantes. Eres quien hace que el corazón acelere. Eres mi persona favorita. Somos. Si me descontrolo, me detienes; si te vuelves loco, te ayudo a calmar. Somos equipo, como si remáramos para el mismo lado. Cabemos en un sillón, acostados, o sentados en una pequeña silla. Nos ajusta una pequeña cobija o nos sobra un gran cobertor. Somos historias

Sobre el miedo y el amor

Te quiero tanto que el miedo termina cuando me doy cuenta de lo que tenemos. 

Adelanto

He estado en el futuro y regresado. Pero en mi viaje no pude ver qué tan adelante fui. Pudo ser mañana, o quizá avancé mucho tiempo. Nadie lo sabe. Estabas ahí, sonriéndome, entre un montón de gente. Me acerqué, te besé. La felicidad se desbordó porque estabas esperándome, como si hubiéramos quedado de vernos, a las 13:40, o tal vez era más tarde. Nadie lo sabe. Te abracé, como lo he hecho desde hace tiempo. Te adelanto que estábamos juntos, aunque no logré entender dónde nos encontrábamos. Concluí que no me importaba el lugar, ni la hora. Lo verdaderamente importante es que tu mano apretaba la mía, como si el tiempo no se hubiera enterado que me estaba colando en un momento adelante. Te adelanto, se sentía igual que hoy, a lo mejor un poquito más. No quise hablar, ni preguntarte por todo lo que habíamos pasado para estar ahí. Tú sólo sonreías, con esa emoción desbordante que hemos tenido desde hace varios ayeres. Me veías una y otra vez, yo te regresaba la mirada. Qué emoción. Volví,

Probablemente.

Nos dará miedo. Probablemente. Le contaremos a los demás y después lo ocultaremos. O al revés, probablemente.  Es que nadie está seguro nunca de nada. O probablemente sí. Lo estoy, seguro de mí, cuando te digo que vengas.  Y no lo estoy del todo cuando te digo que es hora de irte. Cuando te abrazo, estoy seguro que quiero que permanezcas. Porque probablemente he sentido esto antes. Aunque nunca de tal intensidad. Porque la intensidad no se compara, se siente. Y no se detiene. Porque cuando se detiene, se frena de golpe. Y cuando se frena de golpe uno se golpea. Emocional o físicamente.  Así te quiero tener: emocional y físicamente.  Porque cuando uno abraza sin sentir se está perdiendo de mucho. O de todo. Y yo por ti siento de todo. Aunque en ocasiones no me salgan las palabras. Te digo que, probablemente, será difícil. O no. Porque uno no puedo ir anticipándose a las cosas. Será muy fácil, me gustaría pensar. Porque allá atrás, en el pa

Hasta que me salgas bien.

Diego le pone una cucharada de café al agua caliente recién servida en una taza roja con un caballo dibujado. Es su horóscopo chino. Anteriormente, Diego había leído que los representados por el cuadrúpedo eran personas que buscan la intensidad de la emoción. Vaya que sí. Toma la taza y un pan tostado untado con mermelada de fresa y se sienta en la silla del comedor. Echa una mirada rápida a su celular y a todas las aplicaciones en las que suele intercambiar mensajes. En todas hay una conversación con Orlando. Un personaje relativamente nuevo en su vida, pero vamos que para nada parece nuevo. A juzgar por las últimas semanas pareciera que Orlando hubiera estado presente en los momentos de Diego desde tiempo atrás: estuvo, quizá, cuando Diego ganó la batalla campal de interpretación de una pegajosa canción de "rap" en una fiesta; presenció, tal vez a distancia, cuando Diego lloró con su serie favorita, en uno de los capítulos que le recordó a su última relación fallida y dolor